Me he arrepentido de mis pecados y el Altísimo Dios me ha propiciado salvación en Cristo Jesús Señor Nuestro.
Le abrí mi corazón al cordero de Dios y él ha entrado para morar en mi por siempre.
Le hice habitación y no estoy arrepentido. He cenado con él en el Espíritu y me ha vestido de vestiduras santas.
Estoy sentado en los lugares celestiales esperando su pronta venida. Trabajando, sirviendo, creyendo y cumpliendo su santa palabra.
Angeles me cuidan, oro en todo momento, ando en novedad de vida, pues he sido resucitado con Cristo Jesús para reinar.
Mi viejo hombre ha muerto en sus delitos y pecados. Quedó crucificado con Cristo en la cruz. Fui perdonado por el misericordioso de los cielos.
Soy más que vencedor gracias a él. La vida me sonríe, la bendición me persigue. También el enemigo me persigue, pero tengo quien me defienda, el cual es más poderoso que todos.
Tengo ejército del cielo, pertenezco a una familia santa, tengo poder de lo alto, camino a la gloria divina, permanezco fiel a su palabra, y me espera un galardón firme, corona de vida, de justicia, y de rectitud.
Ando en el Espíritu y no en las obras de la carne. Soy pecador pero no practico el pecado. Si me aflijo oro, si estoy alegre alabo al trino Dios.
Si tengo fe predico su mensaje. Si recibo de él doy a otros. No temo por el mañana, porque tengo amparo seguro, el pasado lo dejé atrás, el presente lo vivo caminando con él.
Veo la luz, entiendo al mundo, reprendo las tinieblas, y enseño la verdad de Dios. El mal no me conmueve, sino que me enfurece, para ponerme delante de Dios para clamar a él.
El camino es estrecho, la prueba es grande, el desafío es constante, y la bendición es plena. No estoy desamparado, pues él está conmigo.
Tiene ángeles alrededor, fuego también, cielo abierto, agua que fluye, guía verdadera, y voz que se escucha.
Mi devoción es a él, nada espero de este mundo sino del de arriba. La ciudad celestial, moradas eternas, paz inmensa que viene del trono de Dios.
He nacido de nuevo, tengo la mente renovada, el espíritu renacido y el cuerpo fortalecido. Entiendo todas las cosas, su unción esta sobre mí.
Pido y recibo. Lloro y soy consolado, canto y soy escuchado, amo a mí prójimo y soy recompensado. Respeto la ley y no temo, respeto la ley de Dios y esta me defiende, siembro la buena semilla y cosecho lo mejor.
He muerto al mundo y nacido para Dios. La victoria ya es mía, temprano veré su gloria, temprano vendrá por mí, temprano adoraré su santo Nombre y quedaré satisfecho. Amén.
Gracias Marcelo y Marcela los correos de Uds son de gran bendicion para mi vi da ORo por Uds
ResponderEliminarNefferth Valencia Campo de Suarez